En resumen
- Sam Bankman-Fried y el cofundador Gary Wang obtuvieron multimillonarios créditos irregulares de FTX.
- La declaración de bancarrota de FTX también muestra un desorden en la administración de los fondos.
- Las demandas empiezan a llover sobre el intercambio e incluso sobre personajes que fungieron como embajadores.
Otro capítulo de la criptonovela de la quiebra del exchange de Sam Bankman-Fried salió al aire al presentarse la declaración de bancarrota FTX por parte de John Ray III:
Deberíamos pasar ya la página, pero la información presentada por el nuevo CEO de FTX que gestiona su quiebra, muestra detalles “putrefactos” de lo que ocurría adentro del exchange.
Primero, vale destacar que esta fue una declaración formal de las presentaciones de bancarrota según la normativa de EE.UU. Segundo, que John Ray III es un experto en la supervisión de quiebras y es conocido por su trabajo en la antigua empresa fraudulenta Enron. Cuando esta se vino abajo con más de $63 mil millones en activos.
Pero volviendo al intercambio derrumbado, la primera información que salta a la vista de la declaración de bancarrota de FTX, es el préstamo personal hecho por Alameda Research a Sam Bankman-Fried por $1000 millones. Mientras que su director de ingeniería recibió otro préstamo por el monto de $543 millones.
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En dicha declaración se muestra como los fondos corporativos fueron usados para comprar casas y Penthouses en Las Bahamas. Así como artículos personales a nombre de empleados y asesores del intercambio. Precisamente el ático de Sam en Bahamas fue valorado en $40 millones.
La forma en que se desembolsaron fondos de los portafolios de FTX era bastante disfuncional, según la declaración de bancarrota:
Los empleados enviaban solicitudes de pago a través de una plataforma de chat en línea donde un grupo dispar de supervisores aprobaba desembolsos respondiendo con emojis.
Además, tampoco se llevaba a cabo la conciliación diaria de las tenencias de criptomonedas y los encargados empleaban software para ocultar el mal uso de dichos fondos.
Hasta ahora, John Ray y su equipo han recuperado unos $740 millones en criptomonedas. Sin embargo, aún no está claro a que secciones de FTX pertenecen.
El desorden en las arcas de FTX
Más allá de las presuntas prácticas fraudulentas, el informe de quiebra de FTX muestra que el resguardo de los activos era todo un caos, con registros y controles de seguridad inadecuados y vulnerables.
No se mantuvieron libros y registros apropiados con respecto a los activos que poseían. Sam Bankman-Fried y Gary Wang controlaban el acceso a los fondos de las principales empresas de FTX Group.
En dicho control se mostraron prácticas inaceptables como el uso de una cuenta de correo electrónico grupal y vulnerable para acceder a las claves privadas y datos críticos de las empresas.
A pesar de gestionar el derrumbe de Enron, mucho más grande que FTX, John confesó nunca haberse enfrentado a una situación similar. También resaltó el fallo total de los controles corporativos y la ausencia de información financiera confiable. Mencionó que los fondos estuvieron en manos de personas inexpertas y que conformaban un grupo pequeño.
Acusaciones condenatorias tras la declaración de bancarrota de FTX
Mientras todo ello sucede, una lluvia de demandas ha llovido sobre Sam Bankman-Fried y su equipo. La más resaltante de ellas hasta ahora es una demanda en la que se acusa también a accionistas reconocidos en el mundo del deporte:
Hablamos de Tom Brady, Steph Curry y Kevin O’Leary demandados por un residente de Oklahoma de nombre Edwin Garrison. Dicha demanda busca obtener $11 mil millones en reparación de daños.
La demanda de 41 páginas, más que a FTX y a su equipo, acusa a figuras públicas que se presentaron como embajadores de este proyecto, como el caso de Brad Curry.